martes, 14 de diciembre de 2010

Tres mujeres, una niña y un buitre

The Sound of Silence - Alfredo Jaar

Arturo Melero Pérez


La Galería Oliva Arauna celebra los 20 años de colaboración con el artista Alfredo Jaar mediante una exposición compuesta por dos obras que reflexionan en torno al Tercer Mundo.


La instalación Three women se compone de tres pequeños retratos fotográficos que, sin buscar la belleza, nos intentan provocar. El artista chileno concede a las caras de las Tres señoras la misma importancia que Marcus Harvey le dio a la de la asesina en serie Myra Hindley. Sin necesidad de sobredimensionar nada, pero con la ayuda de varios focos, Aung San Suu Kyi, Graça Machel y Ela Bhatt aparecen llenas de luz y reconocimiento.

Pero el diminuto tamaño y la intencionada distancia a la que los trípodes de los focos nos obligan a situarnos, hacen que pronto busquemos la pieza central de la exposición: The Sound of Silence.


Al cambiar de sala, un muro de tubos fluorescentes intentan cegarnos. Pero es demasiado tarde, Bernardí Roig ya nos había reventado las pupilas sin compasión hacia el 2005 con el mismo escenario en Light Exercises Series. Jaar ha reutilizado parte del atrezzo de la instalación de Roig. Seguimos hacia delante, con la mirada, eso sí, erosionada por la luz, y nos adentramos en la oscuridad de la sala de video-proyección para producirnos una nueva ceguera (double blind) que todavía perdurará durante unos minutos. El cambio ha sido duro, hemos pasado de los fluorescentes del minimalismo formalista a la más pura oscuridad barroca.


El completo silencio en el canal de audio del video se comporta como una extraña forma de iluminación. Vemos porque no vemos. Sobre el fondo negro de la pantalla, un texto aparece como escrito a máquina y nos cuenta la conocida historia del fotoperiodista sudafricano Kevin Carter, famoso por su dura y famosa imagen de la niña moribunda y el buitre que ganó numerosos premios entre los que se encuentra un prestigioso Pulitzer en el 94. Con una narración muy espectacular y perversa, nos vemos obligados a «comprender» al fotógrafo como una trágica víctima de las duras condiciones sociales y políticas que vive1 (hambruna de Sudán de 1993). Todo esto unido a la post-producción típicamente posmoderna de la que ya teorizó Buorriaud, esta configurando lentamente un ambiente dentro de la sala en el que el espectador, aún discapacitado por los efectos de la luz, esta cada vez más, en manos de Alfredo Jaar. Continúan apareciendo frases en la pantalla a modo de Power-Point. Cuando el relato esta llegando a su clímax, un fuerte fogonazo o flash blanco a modo de eyaculación convierte al visitante de mero observador a partícipe de la brutal escena.


El video sigue, no ha acabado. Es el momento de aprovechar el shock conseguido para citar a Kafka y hablar del sujeto como monstruo, de criticar el capitalismo, ponerse duro con Bill Gates, etc.

El artista chileno continúa con The Sound of the Silence su habitual línea de trabajo como artista comprometido con mirada vibrante y acusadora que le han hecho un habitual de los circuitos internacionales del arte desde los años 80. Defiende el concepto de arte como arma para la lucha contra el imperio2 desde un punto de vista radical y posmoderno que enfatiza trabajando con imágenes de otros y revisando obras pasadas atravesando las fronteras estéticas para plantear espacios de recogimiento y reflexión.

  1. Slavoj Zizek

  2. Toni Negri

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