domingo, 26 de diciembre de 2010

Astros e Hígados

Elisa Rodríguez M.

Que se aleje del experimento Atlas (modestamente llamado exposición), quien no se atreva a dejar un buen par de horas a sus neuronas jugar a la sinapsis orgiástica que invoca tal desparrame de imágenes.

El valiente que entre en esa Casa de Asterión, no verá defraudadas sus expectativas de placer ni de conocimiento, porque la creación de Warburg ha abierto un camino de saber y de gozo paralelos que, como todo lo delicioso de la vida, tiene trampa. En el caso de Atlas, el riesgo es que al abandonarla no se esté tan ligero como al entrar, si no que inverosímil e invisible, se lleve sobre los hombros un fardo que hubiera hecho tambalearse al mismísimo Handlanger de Sandler.

Atlas es un espacio-tiempo pleno de contrastes que obligan a abandonar la indiferencia cotidiana y a proponer vínculos. La sociedad está inmersa en imágenes que impactan en mayor, menor o nula medida. La saturación va anestesiando al individuo poco a poco y la lucha contra la pérdida total de la conciencia lo deja con una sed de violencia visual que va in-crescendo.

El bombardeo de formas es tan constante como perecedero su efecto, en una vida veloz cada sensación debe dar paso a otra nueva sensación ¡rápido!

Pero:

La precocción de las ideas ha atrofiado la capacidad de imaginar. La dialéctica de las imágenes puede parecerse a priori a una charla en arameo y el individuo es incapaz de asociar creativamente a primera vista, porque busca el esquema establecido y se lo han cambiado de góndola en el hipermercado. ¿El Klee del Angelus Novus coleccionaba florecitas? es necesario un ejercicio de vaciado de vivencias para poder leer sin idioma, para sentir el vértigo de esa vista de pájaro a la mesa del creador, justo un segundo antes de que amontone en un rincón las fotos del billete retorcido de autobús, el pan estilo moderno y el ornamento involuntario de dentífrico, para poner encima de la superficie una bandeja con su desayuno.

Ese hurto del instante obliga a preguntarse por los vínculos recónditos que Brassaï trazaba entre las Esculturas Involuntarias, como trata el incauto de apropiarse de la visión del tarot antes de que Madame Leonie vuelva a barajar (sí, además de la mano lee las cartas).

El spinning mental que implica la asociación libre de imágenes deja exhausto en las primeras estaciones de Atlas al individuo no habituado a pensar por gusto. A lo mejor, alguno abandona por parecerle inabarcable. Sin embargo el efecto que se produce al avanzar es el mismo que al apagar la luz de la habitación, cuando se va perdiendo gradualmente la ceguera inicial. Aparecen sutiles los lazos que unen las cosas y a la altura de la Medusa de Williams comienza un atrevimiento infantil a inventarse el sentido de todo aquello, leer la Acera de Matta-Clark, desear llevarse a casa el Malecón de Smithson como un mapa del tesoro… ¡Ah, la dulce irreverencia de rostro tan olvidado!

Al doblar una esquina del laberinto, se da de bruces con la guerra que transcurría dentro de la cabeza de Heartfield mientras fuera Hitler perpetraba su estrategia. Inquieto, el individuo se aleja con las batallas imaginadas a partir de fotos recortadas.

De golpe, la vida nuevamente, en forma de deseo, hedonista, gestual y voluptuosa, hay que permitirse armar el apasionado Monstruo de Frankenstein ¡mejor el de Ghérasim Luca! Paladear lentamente Le Phenomène de L´extase para darse el gusto de borrar la línea entre erotismo y religión. O reescribir más perversamente Freak Orlando.

Luego el cúlmen en punta de navaja. Era de preverse que en algún momento el Titán flaquearía en mantener separado el cielo de la tierra, los astros de los hígados. Todo confluye sublimemente en el Rito al arrodillarse para besar el pie del santo, de bronce.

El individuo ya es otro, ha jugado con las imágenes y ellas con él. Se lleva la mente repleta y le pesa, porque Atlas continúa allí. Afortunadamente, a diferencia de Alex después de una sesión de Ludovico Technique, podrá seguir disfrutando la música clásica (y a lo mejor ni le cause nauseas la violencia).

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