lunes, 10 de enero de 2011

Ya es mañana en los museos

Arturo Melero

El Museo Centro de Arte Reina Sofía, con la exposición ATLAS ¿Cómo llevar el mundo a cuestas?, se ha posicionado como ya venían haciendo la Tate o el renovado MoMA del lado de los museos que se cuestionan cada vez más los ya anticuados sistemas para estructurar y “construir” el pasado, todavía marcados por las pautas que nos dejó el museo ilustrado alumbrado en la Revolución Francesa.

Atlas Mnemosyme es el testamento metodológico más importante que nos dejó Aby Warburg para que el museo ya no sea un mero mausoleo donde yacen las obras de arte muertas (obras con las que el espectador no tiene una relación vital) ordenadas por una mirada meramente cronológica como si sólo se tratara de la historia documental de la imaginación occidental. Invita a que sobre esas ruinas tengamos la posibilidad de ordenar, exponer y comunicar todo aquello que queramos. Podemos empezar de cero con total libertad porque Atlas contiene todo lo que la biblioteca contiene, y contiene también a la biblioteca.

Como en la arqueología, cada artefacto allí expuesto es original y explica el “significado” de una historia subsiguiente más amplia. Pero no desglosa los objetos según categorías preestablecidas, definiciones rigurosas o jerarquías ideales: se conforma con recoger/respetar el gran troceamiento del mundo. Al trocear ese mundo y la historia presente surgen algunos anacronismos que sólo se entienden con una descomposición genealógica y arqueológica que revela sus síntomas y movimientos inconscientes.

En el caso del Atlas Mnemosyme, las piezas que conforman la muestra reconstruyen el presente histórico mediante imágenes con vocación crítica en reacción a dos experiencias fundamentales como son la guerra y la locura. A.W. evita clasificar esa cantidad ingente de objetos singulares por cuestiones puramente formalistas y prefiere un orden morfológico (algunas veces morfogenético), en el que los lugares y las temporalidades conviven en la misma cosa para de algún modo, esas obras reunidas allí por afinidades electivas, sean una manera de ver el mundo y de recorrerlo según puntos de vistas heterogéneos asociados unos con otros dependiendo de los desplazamientos, derivas conceptuales, visuales, sentimentales y políticas del espectador.

Es imposible hacerlo con un cuadro sintético.

Un archivo así no sólo trata aspectos relacionados con el pasado, sino también con el futuro. Atlas es una Historia del Arte transdisciplinar, basada en una alianza entre la creatividad de los artistas, los historiadores del arte, los teóricos culturales y la gente de las Humanidades. De nada sirven aquí las eternas discusiones entre las visiones modernas y las posmodernas. La Historia del Arte es un problema demasiado grande para cualquier disciplina aislada que pretenda defender el postulado de la verdad. En Atlas no sólo son importantes los objetos artísticos sino los procesos intelectuales, las actitudes éticas y la propia creatividad para reconstruir una historia móvil que se puede montar, desmontar y remontar continuamente para propiciar encuentros diversos y generar paralelamente múltiples espacios de pensamiento tanto en el Reina Sofía como en cualquier otro museo.

Autores de apoyo: Douglas Crimp, Griselda Pollock y Serge Gilbaut.


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