miércoles, 2 de marzo de 2011

Sexta propuesta.


SEXTA PROPUESTA: EL DISTANCIAMIENTO. LA MIRADA DE ANDRÓMEDA.

Diego Pita Puértolas.

Perseo porta la cabeza de Andrómeda con sumo ciudado. Es su arma más letal y definitiva. Cuando debe medirse a un enemigo temible, descubre lentamente la cabeza y la mirada de Andrómeda petrifica para siempre al pobre incauto que ha osado desafiarle. Nadie tiene un poder comparable. Perseo juega con clara ventaja, pero es algo que se ha ganado a pulso, enfrentarse a Andrómeda no fue tarea fácil.

Un escritor piensa, generalmente, en imágenes. Sobre todo en el momento de la idea originaria. Muchas veces lo primero en aparecer es una imagen: una imagen borrosa que le resulta obsesiva. Ese es el punto de partida, un punto que se va diluyendo a medida que se avanza en el desarrollo de la historia. La imagen primigenia, esa que ha surgido del interior de la memoria, se desvanece. Ese recuerdo, vivido o no, se pierde para dar paso a otra cosa. Es una traición que es imposible no cometer o perpetrar. Para poder avanzar es necesario renunciar a plasmar esa imagen de manera fiel y exacta.

Se puede comenzar un relato con un picnic en el campo. Primero aparece un personaje recostado sobre la hierba. Hay una luz blanca, primaveral. El personaje lleva un jersey de color gris, cerca de él está una mujer atractiva que no tiene cara. Es tan sólo una presencia, una sensación de belleza. La belleza y la felicidad están cerca, pero no tienen cara.

Es imposible saber lo que sucederá luego, el Spiritus phantasticus del que nos habla Giordano Bruno es un pozo sin fondo. Italo Calvino afirma que al idear un relato lo primero que le acude a la mente es una imagen cargada de significado. Pero acto seguido, confiesa no saber como formular ese significado en términos discursivos o conceptuales. Luego, continua Calvino, la escritura será lo que guíe el relato y la imaginación no tiene más remedio que seguirla.

¿Cómo podríamos no romper o no alterar nada partiendo de ese punto de partida tan difuso? ¿Cabría una forma de obtener esa imagen con todo detalle? ¿Sería posible obtener una réplica exacta de aquello que ha surgido dentro de la mente del escritor? ¿Se inventará alguna vez una máquina capaz de extraer ese tipo de imágenes de la mente de las personas?

Concibo esa hipotética máquina como los ojos de Andrómeda. La imagen buscada queda petrificada. La mirada de Andrómeda extrae la imagen visual imaginaria en todo su esplendor. Es exactamente lo que habíamos imaginado, lo tenemos delante de nosotros. Acceder al primer germen de nuestra imaginación y verlo fuera de nosotros debe ser una sensación muy intensa.

Es lógico aventurar que una vez vista esa imagen ya no queramos escribir cuento alguno. ¿Qué sentido tendría? ¿Para qué esforzarse en retratar algo que ya conocemos?

Esta maldita máquina podría acabar con el impulso artístico. Perseo lo sabía. Por eso guarda la cabeza de Andrómeda con tanto cuidado.

Sin ese misterio, sin esa limitación a la hora de plasmar la realidad, los sueños o lo que sea que pase por la mente del artista, el arte se vacía de contenido. La creación está fundamentalmente compuesta de elementos contaminados e impuros. Lo puro no existe en la mente de un artista, puede perseguirlo, anhelar esa pureza, pero nunca conseguirá alcanzarla. Si lo consiguiese, no me cabe duda alguna de que Perseo pasaría a visitarle. Andrómeda tendría que hacer su trabajo. Petrificaría al pobre infeliz.

La imagen originaria es como un cometa en manos del escritor. La cuerda que les une -y les separa- es el relato en sí. El escritor no puede cazar la cuerda y atrapar la cometa, ésta debe volar libre. Es necesario mantener cierta distancia con la cometa. Si nos acercamos demasiado a ella, su luz nos ciega, nos petrifica.

Tampoco es recomendable cortar la cuerda y perder la cometa. El equilibrio, mantener la distancia apropiada entre fantasía y realidad, es el punto deseado.

El distanciamiento es mi propuesta para el próximo milenio. Es necesaria cierta distancia para evocar las imágenes que nos obsesionan. De la misma manera, que se necesita que pasen unos años, que pase la vida para enfrentarnos a lo que somos o hemos sido. La distancia en el tiempo y en el espacio es fundamental para poder asimilar lo que aprendemos o desaprendemos. Distancia para vernos a nosotros mismos. Alejarnos primero de nuestro propio ser, salir de nosotros mismos antes de acercarnos a algo o a alguien.

El talento artístico es una arma de doble filo. Puede cegar a quién lo posee si no se utiliza correctamente. El artista debe procurar cuidar su talento con la delicadeza con la que Perseo custodia la cabeza de Andrómeda.

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